La Fundación tiene muy en cuenta que la paz no sólo depende del individuo sino también de las instituciones y las estructuras y que la paz no será posible si no hay justicia social, económica y política en el mundo.
La justicia social es otra manera de denominar la paz. Lejos de considerar la paz como ausencia de guerra, que puede acontecer sin que se logre la justicia social, es de manera positiva la paz el lograr formas de equidad y justicia en todas las relaciones sociales. Se pacifican las relaciones entre los seres humanos en la medida que todo hombre o mujer, niño o anciano, encuentre formas de vivir en sociedad siendo respetada su dignidad y encontrando formas adecuadas para desarrollarse como persona en el contexto de sus capacidades y propósitos. Implica entonces la posibilidad que debería tener cada ser humano de acceder a los recursos tanto materiales como inmateriales para desarrollar de forma adecuada todas sus capacidades y en consecuencia tener una vida digna.
La búsqueda de la justicia social es hoy un reclamo de casi todos los pueblos del mundo desde diferentes enfoques políticos, sociales y económicos. En torno a ese tema se plantean formas de organizar el trabajo, el beneficio de la riqueza generada para bien de todos, la eliminación de las formas de marginalidad, la lucha contra formas de discriminación, y el combate contra toda estructura que promueva la injusticia social.
El servicio a los demás, contrario a toda forma de explotación, es el fundamento de una profunda justicia social que vaya más allá de las estructuras sociales. No basta con el argumento de que se cumple con la ley o no se les hace daño a los otros. La paz nace de una voluntad de servir al bien de todos desde diversos escenarios y relaciones. Y es desde ese interés por el bienestar de todos que es posible crear organizaciones que garanticen la justicia social y vivir en armonía con la plenitud de la dignidad de todo ser humano.
Ese es el objetivo único de la Fundación Paz y Justicia Social (FIPS).